Hartzenbusch Lee: una bibliografía
Claudio Funes

El poeta en el frente de
Madrid,
c. 1936-39
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Murió tranquilo, como un pájaro, trabajando, como siempre, en su jardín
invertido, según la apropiada metáfora de su mayor adepto
.
Los árboles y los arbustos floridos, como no, habían crecido y fructificado.
Estaban al revés, es cierto, pero sabemos, gracias a la física, que la
posición espacial es relativa al observador. Acaso los que se encontraban de
cabeza fueran los otros, aquellos que decían que el jardín del viejo Lee
estaba patas arriba.
Fue uno de los más grandes pensadores, filósofos, pedagogos, poetas y
narradores que dio el Oriente español en el siglo XX. Vivió todo, y le
gustaba que le dijeran Arturo. Republicano como era y como supo ser, no le
agradaban las resonancias germánicas de su nombre de pila.
Hartzenbusch (Arturo) Lee y Arriazu es, genial como fue, sin embargo, poco
conocido para el común de la gente. Sólo quienes han leído su Didáctica
(Ediciones de la Universidad Nacional del Nordeste, Corrientes, 1951) o su
Estudio sobre la poesía argentina del siglo XIX (Ed. Del Mayoral,
Buenos Aires, 1976) conocen realmente la obra de este extraordinario autor.
Hartzenbusch Lee publicó, además de las obras mencionadas,
las siguientes: Trazas de la centella (novela, Petrel, Buenos Aires,
1988), Brindis por un sevillano (poesía, Petrel, Buenos Aires, 1975)
y Doria (poesía, Planeta, Buenos Aires, 1973). Tuvo un moderado
éxito, además, con su ensayo
Weggener, America and the introspective sight
(The
Globe Publications, Ontario, 1990).
Hartzenbusch Lee nació en Berceo, La Rioja, el 28 de noviembre de 1919 y
murió en Buenos Aires el 7 de abril de 1994.
El
abuelo de Hartzenbusch, A.C. Grant, maestro de escuela, luchó entre 1871 y
1879 en las filas de los Texas Rangers a las órdenes de los legendarios
capitanes Leander H. McNelly y John Wesley Hardin: la Guerra de Secesión lo
había visto batirse bajo la bandera confederada en Vicksburg y Port Gibson.
Aún es visible una fotografía suya en un afiche de la Compañía “B” de los
remodelados Rangers, posiblemente tomada en 1901.
Isaac Lee, el padre de nuestro autor, nació en Knoxville, Tennesse en 1889 y
murió en Santillana en 1923. Joven de 21 años emigra a España, siguiendo a
una navarra mucho menor que él, de quien se había enamorado en Estados
Unidos, a la cual asediará incansablemente hasta conseguir casarse con ella
dos años después. El nombre de la bella era Mariana Josefa Arriazu y Toledo,
y había nacido en Ablitas en 1900. Mariana murió en Madrid el 7 de enero de
1974.
Amante de la poesía española, y habiéndose imbuido de un verdadero amor por
su patria adoptiva, Isaac Lee bautiza a su tercer hijo con el apellido de su
dramaturgo y poeta favorito: Juan Eugenio Hartzenbusch, romántico autor de
Los Amantes de Teruel.
Viene al mundo, entonces, Hartzenbusch Lee y Arriazu, poco después de
terminada la Gran Guerra.
A
sus 20 años escasos lo sorprende la Guerra Civil, y, alineado con las ideas
republicanas, es reclutado para la XIª Brigada, como ciudadano español pero
con funciones de enlace con los extranjeros (ingleses, británicos y
canadienses) de las Brigadas Abraham Lincoln, George Washington, Macpaps y
LVIIª Inglesa. Con su unidad luchó en Madrid, Boadilla, en la carretera
Chinchón-Madrid como parte de la campaña de Jarama, en la Batalla de
Guadalajara, en Brunete, Aragón y Teruel.
En
1941, ante el temor de un nuevo conflicto que involucre a España y harto ya
de la muerte y el combate, Arturo decide emigrar a la Argentina y se
establece en Buenos Aires, donde da comienzo a una carrera fructífera como
escritor y docente, aunque pobremente conocida.
En
España había escrito, se dice, dos extraordinarios poemarios, que
desgraciadamente permanecen aún inéditos.
Llegado a la Argentina, pasa en 1946 al Litoral, donde, por fin, entre 1949
y 1950 da forma a la que sería su obra más importante: Didáctica.
Este trabajo versa, en rigor, sobre estrategias y técnicas pedagógicas
orientadas a allanar, primero, la reticencia del estudiante ante el flujo de
conocimientos que le propone el educador; segundo, a permitir el intercambio
de saber de manera insensible para el niño, haciendo que suponga que las
conclusiones a que se llega son producto de su propio intelecto y no del
sistema educativo que lo alberga. Los descubrimientos de Lee en este aspecto
han sido injustamente olvidados luego de la Revolución del ’55, y sólo
recientemente han comenzado a tomar estado público nuevamente. Un
interesante trabajo sobre la didáctica de Lee ha sido elaborado por Eva M.
Samuel.
La
poesía publicada de Arturo se reduce a dos poemarios: el más importante,
Doria, fue, como el otro, editado en Buenos Aires. En la línea de Raúl
Gustavo Aguirre y los “invencionistas-surrealistas” rosarinos, el libro de
Lee nos han dejado algunos versos patéticos y memorables:
Haber estado, haber acompañado
cuando era niño y traía
al pie del árbol de piedras preciosas
del sueño que sólo pertenece a los hombres
la voz gimoteante del perro perdido
la cejas vacías la voz del insomnio
las únicas cosas que uno nunca hizo.
Juan Carlos Martini Real
habla de la “vehemencia creadora” que se hace evidente en la poesía de
Hartzenbusch Lee: “La poesía de Arturo Lee está alentada por una
generosidad verbal a veces desenfrenada, a veces ávida de fructuosas
imágenes. A través de la revista Poesía Buenos Aires -el más severo
órgano de difusión poética de los años '50-, se ha esforzado por tocar
distintas temáticas y formas, mostrando un gran dominio de los elementos y
de las normas del quehacer poético”
.
Su segundo libro de poesía,
Brindis por un sevillano, de temática mucho menos lírica y cercana,
acaso, a la poesía combativa de Raúl Alberto Pascual, Gianni Siccardi y
Armando Tejada Gómez, gira en forma evidente sobre las experiencias del
autor en la Guerra Civil, recordando en el poema más largo del volumen a
George Fletcher, el “sevillano” del título, camarada de armas de Lee en la
Brigada y muerto sin abandonar su puesto de ametralladorista durante la
Ofensiva del Ebro:
Y vinieron de abajo
y vinieron de Franco
y sentimos el miedo
y juramos matarnos
si el Ebro caía
si el río cruzaban
venciendo a Taguena
tomando y torciendo
Fayón-Mequinenza.
Cuatro-cinco-uno
llamaban el monte
y tu Zulemita
ladró sobre el fuerte
y tu sangre joven
corrió por tu frente,
socialista riego
grandiosa simiente
fecundo heroísmo
de mi hermano ausente.
Quedan allí el ensayo sobre
la geología americana y la novela Trazas de la centella. Quedan sus
trabajos inéditos y sus obras magnánimas, ignoradas. Queda la injusticia con
que juzgaron su vida y su obra por ser socialista, pero, después de todo,
quedamos también algunas voces que seguiremos cantando con las melodías que
Hartzenbusch Lee plasmó en sus libros como sobre papel pautado.
Que no haya publicado más es
nuestra condena. Que sus libros inéditos existan aún, nuestra esperanza.
Los niños que aprendieron con
sus métodos: sus otros, muchos, innumerables hijos.
BIBLIOGRAFÍA COMPLETA DE HARTZENBUSCH LEE
Didáctica (texto
sobre pedagogía, 2 tomos), Ediciones de la Universidad Nacional del
Nordeste, Corrientes, 1951.
Doria (poesía),
Planeta, Buenos Aires, 1973.
Brindis por un sevillano
(poemas), Ed. Petrel, Buenos Aires, 1975.
Estudio sobre la poesía argentina del siglo XIX
(ensayo), Ed. Del Mayoral, Buenos Aires, 1976.
Trazas de la centella
(novela), Ed. Petrel, Buenos Aires, 1988.
Weggener, America and the
introspective sight
(ensayo), The Globe Publications, Ontario, 1990.
LECTURAS RECOMENDADAS
Ansay-Terryagne, H.:
“La nueva pedagogía: teoría y práctica”, Kapelusz, Buenos Aires, 1959.
Balduzzi, Juan:
“Peronismo, saber y poder”, en
Puiggrós, José:
“Balduzzi: Hacia una pedagogía de la imaginación”, Contrapunto, Buenos
Aires, 1988.
Bermúdez, Ismael:
“Poesía argentina del siglo XX”, Paidós, Buenos Aires, 1988.
Buchrucker, Christhian:
“Nacionalismo y peronismo. La Argentina en la crisis ideológica mundial
(1927-1955)”, Sudamericana, Buenos Aires, 1987.
Freire, P.:
“Pedagogía de la Esperanza”, 4ª edición, Siglo XXI, México, 1999.
Gentili, P. (org.):
“Pedagogia da Exclusão. Crítica ao neoliberalismo
em educação”,
Petrópolis, Vozes, 1995.
Johnson, Ray E.:
“Argentine Education and Peronismo 1943-1955”,
University of La Verne, La Verne, 1955.
Kerr, Mónica H. de:
“Compromiso y voz: los poetas argentinos en la lista negra”, Ediciones
Liberación, Mar del Plata, 1973.
Michi, Norma:
"De la palabra del conductor a la doctrina peronista. El adoctrinamiento en
las Unidades Básicas (1951-1954)", en
Cucuzza, Rubén (comp.):
“Estudios de Historia de la Educación durante el primer peronismo
(1943-1955)”, Libros del Riel, Buenos Aires, 1997.
Nimo, Nancy; Lustri, J.:
“Interdicto: los poetas olvidados”, en Diario La Nación, 7 de marzo de 2001,
Buenos Aires.
Puiggrós, Adriana. (dir.); Carli, H. (coord.):
“Discursos pedagógicos e imaginario social en el peronismo”, tomo VI,
Galerna, Buenos Aires, 1994.
Zanotti, Luis J.:
"Etapas históricas de la política educativa", Eudeba, Buenos Aires, 1981.
Un querido amigo y estudioso de la obra de Lee me ha imputado
recientemente una inexactitud o más bien una incompletitud en la
bibliografía que reseño. Aparentemente, a los libros que enumero deben
agregarse otros que no he consignado por desconocerlos: dos obras de
teatro, un libro de prosa poética, dos monografías sobre pedagogía, una
monumental obra sobre psicología evolutiva de la infancia, tres novelas
cortas, seis poemarios además de los publicados y cinco novelas,
aparentemente posteriores a Trazas de la centella.
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