Hartzenbusch Lee: una bibliografía

Claudio Funes [1]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   El poeta en el frente de Madrid,

   c. 1936-39

 

 

Murió tranquilo, como un pájaro, trabajando, como siempre, en su jardín invertido, según la apropiada metáfora de su mayor adepto [2]. Los árboles y los arbustos floridos, como no, habían crecido y fructificado. Estaban al revés, es cierto, pero sabemos, gracias a la física, que la posición espacial es relativa al observador. Acaso los que se encontraban de cabeza fueran los otros, aquellos que decían que el jardín del viejo Lee estaba patas arriba.

Fue uno de los más grandes pensadores, filósofos, pedagogos, poetas y narradores que dio el Oriente español en el siglo XX. Vivió todo, y le gustaba que le dijeran Arturo. Republicano como era y como supo ser, no le agradaban las resonancias germánicas de su nombre de pila.

Hartzenbusch (Arturo) Lee y Arriazu es, genial como fue, sin embargo, poco conocido para el común de la gente. Sólo quienes han leído su Didáctica (Ediciones de la Universidad Nacional del Nordeste, Corrientes, 1951) o su Estudio sobre la poesía argentina del siglo XIX (Ed. Del Mayoral, Buenos Aires, 1976) conocen realmente la obra de este extraordinario autor.

Hartzenbusch Lee publicó, además de las obras mencionadas, las siguientes: Trazas de la centella (novela, Petrel, Buenos Aires, 1988), Brindis por un sevillano (poesía, Petrel, Buenos Aires, 1975) y Doria (poesía, Planeta, Buenos Aires, 1973). Tuvo un moderado éxito, además, con su ensayo Weggener, America and the introspective sight (The Globe Publications, Ontario, 1990) [3].

Hartzenbusch Lee nació en Berceo, La Rioja, el 28 de noviembre de 1919 y murió en Buenos Aires el 7 de abril de 1994.

El abuelo de Hartzenbusch, A.C. Grant, maestro de escuela, luchó entre 1871 y 1879 en las filas de los Texas Rangers a las órdenes de los legendarios capitanes Leander H. McNelly y John Wesley Hardin: la Guerra de Secesión lo había visto batirse bajo la bandera confederada en Vicksburg y Port Gibson. Aún es visible una fotografía suya en un afiche de la Compañía “B” de los remodelados Rangers, posiblemente tomada en 1901.

Isaac Lee, el padre de nuestro autor, nació en Knoxville, Tennesse en 1889 y murió en Santillana en 1923. Joven de 21 años emigra a España, siguiendo a una navarra mucho menor que él, de quien se había enamorado en Estados Unidos, a la cual asediará incansablemente hasta conseguir casarse con ella dos años después. El nombre de la bella era Mariana Josefa Arriazu y Toledo, y había nacido en Ablitas en 1900. Mariana murió en Madrid el 7 de enero de 1974.

Amante de la poesía española, y habiéndose imbuido de un verdadero amor por su patria adoptiva, Isaac Lee bautiza a su tercer hijo con el apellido de su dramaturgo y poeta favorito: Juan Eugenio Hartzenbusch, romántico autor de Los Amantes de Teruel.

Viene al mundo, entonces, Hartzenbusch Lee y Arriazu, poco después de terminada la Gran Guerra.

A sus 20 años escasos lo sorprende la Guerra Civil, y, alineado con las ideas republicanas, es reclutado para la XIª Brigada, como ciudadano español pero con funciones de enlace con los extranjeros (ingleses, británicos y canadienses) de las Brigadas Abraham Lincoln, George Washington, Macpaps y LVIIª Inglesa. Con su unidad luchó en Madrid, Boadilla, en la carretera Chinchón-Madrid como parte de la campaña de Jarama, en la Batalla de Guadalajara, en Brunete, Aragón y Teruel.

En 1941, ante el temor de un nuevo conflicto que involucre a España y harto ya de la muerte y el combate, Arturo decide emigrar a la Argentina y se establece en Buenos Aires, donde da comienzo a una carrera fructífera como escritor y docente, aunque pobremente conocida.

En España había escrito, se dice, dos extraordinarios poemarios, que desgraciadamente permanecen aún inéditos.

Llegado a la Argentina, pasa en 1946 al Litoral, donde, por fin, entre 1949 y 1950 da forma a la que sería su obra más importante: Didáctica. Este trabajo versa, en rigor, sobre estrategias y técnicas pedagógicas orientadas a allanar, primero, la reticencia del estudiante ante el flujo de conocimientos que le propone el educador; segundo, a permitir el intercambio de saber de manera insensible para el niño, haciendo que suponga que las conclusiones a que se llega son producto de su propio intelecto y no del sistema educativo que lo alberga. Los descubrimientos de Lee en este aspecto han sido injustamente olvidados luego de la Revolución del ’55, y sólo recientemente han comenzado a tomar estado público nuevamente. Un interesante trabajo sobre la didáctica de Lee ha sido elaborado por Eva M. Samuel [4]. 

La poesía publicada de Arturo se reduce a dos poemarios: el más importante, Doria, fue, como el otro, editado en Buenos Aires. En la línea de Raúl Gustavo Aguirre y los “invencionistas-surrealistas” rosarinos, el libro de Lee nos han dejado algunos versos patéticos y memorables:

 

Haber estado, haber acompañado

cuando era niño y traía

al pie del árbol de piedras preciosas

del sueño que sólo pertenece a los hombres

la voz gimoteante del perro perdido

la cejas vacías la voz del insomnio

las únicas cosas que uno nunca hizo.

 

Juan Carlos Martini Real habla de la “vehemencia creadora” que se hace evidente en la poesía de Hartzenbusch Lee: La poesía de Arturo Lee está alentada por una generosidad verbal a veces desenfrenada, a veces ávida de fructuosas imágenes. A través de la revista Poesía Buenos Aires -el más severo órgano de difusión poética de los años '50-, se ha esforzado por tocar distintas temáticas y formas, mostrando un gran dominio de los elementos y de las normas del quehacer poético” [5].

Su segundo libro de poesía, Brindis por un sevillano, de temática mucho menos lírica y cercana, acaso, a la poesía combativa de Raúl Alberto Pascual, Gianni Siccardi y Armando Tejada Gómez, gira en forma evidente sobre las experiencias del autor en la Guerra Civil, recordando en el poema más largo del volumen a George Fletcher, el “sevillano” del título, camarada de armas de Lee en la Brigada y muerto sin abandonar su puesto de ametralladorista durante la Ofensiva del Ebro:

 

Y vinieron de abajo

y vinieron de Franco

y sentimos el miedo

y juramos matarnos

si el Ebro caía

si el río cruzaban

venciendo a Taguena

tomando y torciendo

Fayón-Mequinenza.

Cuatro-cinco-uno [6]

llamaban el monte

y tu Zulemita [7]

ladró sobre el fuerte

y tu sangre joven

corrió por tu frente,

socialista riego

grandiosa simiente

fecundo heroísmo

de mi hermano ausente. 

 

Quedan allí el ensayo sobre la geología americana y la novela Trazas de la centella. Quedan sus trabajos inéditos y sus obras magnánimas, ignoradas. Queda la injusticia con que juzgaron su vida y su obra por ser socialista, pero, después de todo, quedamos también algunas voces que seguiremos cantando con las melodías que  Hartzenbusch Lee plasmó en sus libros como sobre papel pautado.

Que no haya publicado más es nuestra condena. Que sus libros inéditos existan aún, nuestra esperanza.

Los niños que aprendieron con sus métodos: sus otros, muchos, innumerables hijos.

 

 

BIBLIOGRAFÍA COMPLETA DE HARTZENBUSCH LEE

Didáctica (texto sobre pedagogía, 2 tomos), Ediciones de la Universidad Nacional del Nordeste, Corrientes, 1951.

Doria (poesía), Planeta, Buenos Aires, 1973.

Brindis por un sevillano (poemas), Ed. Petrel, Buenos Aires, 1975.

Estudio sobre la poesía argentina del siglo XIX (ensayo), Ed. Del Mayoral, Buenos Aires, 1976.

Trazas de la centella (novela), Ed. Petrel, Buenos Aires, 1988.

Weggener, America and the introspective sight  (ensayo), The Globe Publications, Ontario, 1990.

 

LECTURAS RECOMENDADAS

Ansay-Terryagne, H.: “La nueva pedagogía: teoría y práctica”, Kapelusz, Buenos Aires, 1959.

Balduzzi, Juan: “Peronismo, saber y poder”, en Puiggrós, José: “Balduzzi: Hacia una pedagogía de la imagi­nación”, Contrapunto, Buenos Aires, 1988.

Bermúdez, Ismael: “Poesía argentina del siglo XX”, Paidós, Buenos Aires, 1988.

Buchrucker, Christhian: “Nacionalismo y peronismo. La Argentina en la crisis ideológica mundial (1927-1955)”, Sudamericana, Buenos Aires, 1987.

Freire, P.: “Pedagogía de la Esperanza”, 4ª edición, Siglo XXI, México, 1999.

Gentili, P. (org.):Pedagogia da Exclusão. Crítica ao neoliberalismo em educação”, Petrópolis, Vozes, 1995.

Johnson, Ray E.: “Argentine Education and Peronismo 1943-1955”, University of La Verne, La Verne, 1955.

Kerr, Mónica H. de: “Compromiso y voz: los poetas argentinos en la lista negra”, Ediciones Liberación, Mar del Plata, 1973.

Michi, Norma: "De la palabra del conductor a la doctrina peronista. El adoctrinamiento en las Unidades Básicas (1951-1954)", en Cucuzza, Rubén (comp.): “Estudios de Histo­ria de la Educación durante el primer peronismo (1943-1955)”, Libros del Riel, Buenos Aires, 1997.

Nimo, Nancy; Lustri, J.: “Interdicto: los poetas olvidados”, en Diario La Nación, 7 de marzo de 2001, Buenos Aires.

Puiggrós, Adriana. (dir.); Carli, H. (coord.):  “Discursos pedagógicos e imaginario social en el peronismo”, tomo VI, Galer­na, Buenos Aires, 1994.

Zanotti, Luis J.: "Etapas históricas de la política educativa", Eudeba, Buenos Aires, 1981.

 

 

 

[1] Claudio Funes nació en La Tablada, Provincia de Buenos Aires, en 1916. Maestro Normal, Profesor de Ciencias Exactas y Lingüista, pasó por las aulas de dos Escuelas Normales porteñas como Maestro en sus Departamentos de Aplicación, fue profesor secundario de Lengua, Física, Biología y Literatura y catedrático Ayudante y Titular de Lenguas y Filosofía en las Universidades Nacionales de La Plata y del Comahue. Proscripto por la Revolución Libertadora de 1955, fue repuesto en sus cargos en 1962, dedicándose a la enseñanza privada y a la investigación histórica, lingüística y filosófica, áreas que sigue cultivando desde su jubilación en 1981. El profesor Funes vive actualmente en la ciudad de Tandil, Provincia de Buenos Aires.

[2] Dos Santos, Marcelo: Hartzenbusch Lee y el jardín invertido. En: Boletín La Nueva Literatura Argentina, vol. II, nº 37, 1º de noviemmbre de 2002, Buenos Aires. Disponible en: http://ar.groups.yahoo.com/group/marcelodossantos/files/boletinMDS37.doc en versión documento y en www.marcelodossantos.com.ar/jardin.htm como página web.

[3] Un querido amigo y estudioso de la obra de Lee me ha imputado recientemente una inexactitud o más bien una incompletitud en la bibliografía que reseño. Aparentemente, a los libros que enumero deben agregarse otros que no he consignado por desconocerlos: dos obras de teatro, un libro de prosa poética, dos monografías sobre pedagogía, una monumental obra sobre psicología evolutiva de la infancia, tres novelas cortas, seis poemarios además de los publicados y cinco novelas, aparentemente posteriores a Trazas de la centella.

[4] Samuel, Eva M.: La “Didáctica” de Lee en su contexto histórico y sociocultural: la pedagogía del peronismo, citada en Birgin, A.: La docencia como trabajo: la construcción de nuevas pautas de inclusión y exclusión, Cuaderno de Pedagogía Rosario, Año 3, Nº 8, Ed. Bordes, Rosario, 1999.

[5] Martini Real, Juan Carlos (antologista): Los cien mejores poemas de la poesía argentina, Col. Biblioteca de Poesía, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 1977.

[6] Se refiere a la “Cota 451”, colina conocida como El Grano, donde los republicanos sufrieron innúmeras bajas.

[7] La ametralladora checa que operaba Fletcher.

 

 

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